domingo, 10 de septiembre de 2017

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

RECONOCIMIENTO Y AUTOESTIMA
Muy en lo personal me siento afortunada de haber nacido en estos tiempos que de alguna manera, en el contexto de la historia, han sido  de grandes cambios.  En  muy pocos años hemos atestiguado progresos maravillosos en el campo de la ciencia y la tecnología, que garantizan una vida de mayor calidad y  duración para los humanos.
     Frente a un escenario inédito hemos visto surgir fenómenos también inéditos que tienen que ver con la personalidad de todos nosotros.  En particular la tecnología nos ha puesto frente a elementos que generan cambios en nuestra forma de ser y de percibir las cosas.  En esta espiral tecnológica aún no acabamos de apropiarnos de un equipo cuando ya está en el mercado el siguiente, no necesariamente superior en cuanto a funciones, pero sí con la suficiente capacidad mercantil para orillarnos a adquirirlo.  En este sistema de productos electrónicos  no reciclables generamos  una gran cantidad de basura tóxica que no viene haciendo otra cosa que acumularse y contaminar.  Así nos percatemos de ello,  parece no modificarse mucho nuestra toma de decisiones, puesto que seguimos adquiriendo el nuevo equipo que sale a la venta cada vez que las firmas de renombre  deciden lanzar un  producto novedoso  al mercado.
     Y así, de este mismo modo que –habrá  que decirlo—no obedece a una decisión totalmente personal, actuamos en muchos sentidos.  Otros señalan qué comer, qué beber, a dónde ir, cómo vestir, qué música escuchar o qué artista aplaudir.  Nuestras elecciones están altamente influenciadas por lo que intereses ajenos determinan  para nosotros.
     Las redes sociales han venido a revolucionar nuestra forma de comunicarnos con otros, se convierten en un foro de expresión muy amplio, pero siempre sujeto y modulado por la opinión de los demás.  Hay mucho escrito con relación a esa costumbre de algunos usuarios de redes sociales de publicar todo lo que hacen, piensan o utilizan.  Comienzan en la mañana con una fotografía de los calcetines de rayas con los que durmieron, y  siguen  a lo largo de la jornada con registros gráficos de su día a día, para ir a saturar su espacio personal con estos contenidos que finalmente la persona que podría seguir con deleite y los ojos arrasados en  llanto es su mamá, pero no el resto del mundo.  Con ello el usuario busca crear una imagen que lo muestre agradable ante los ojos de los demás, y colecciona “likes”  como forma de reconocimiento de parte de quienes visiten su página, cada ícono favorable representa una caricia cibernética.
     Si de algo estamos hambrientos en este mundo altamente tecnológico, frío y aislante, es de  calidez humana, y habremos de buscar cómo obtenerla.  En ocasiones, cuando no entendemos por qué una persona procede como procede, baste asomarnos al niño que lleva dentro para preguntarnos qué trata de lograr ese niño, y entonces vamos a entender las motivaciones del adulto.  Me atrevo a suponer que en muchos de esos comportamientos que de entrada no entendemos, surge de nueva cuenta la palabra “reconocimiento”, esto es, si vivo dentro de una comunidad, no lo hago como hongo en el bosque sino manejando expectativas que tienen que ver con quienes me rodean.  Hago tal o cual cosa esperando lograr tal o cual efecto de parte de los demás, y el que lo obtenga o no lo obtenga, irá modulando mi actitud más delante. La tecnología nos provee de grandes posibilidades de conocimiento y comunicación, además de que en la red puedo crear una y otra vez mi propia imagen,  precisamente para cubrir esa necesidad de aceptación y autoafirmación que me es tan necesaria.
     Esta palabra “reconocimiento” tiene su parte oscura que explica en gran medida por qué un chico de 12 o 13 años se enlista en las huestes del crimen organizado, no es precisamente por hambre física sino por hambre de sentirse aceptado y estimado.  De alguna manera los medios  le venden la idea de esos personajes ricos y poderosos, con capacidad para actuar como dueños y señores del mundo. Dicha idea lo seduce de manera que entra, sin saber que entre ese primer paso y el espejismo que se le  presenta, hay un camino sembrado de cruces, y que excepcionalmente habrá quien pueda llegar desde aquí hasta el pináculo sin morir en el intento.
     La necesidad de reconocimiento es uno de los poderosos motores que mueven al mundo, nace desde el interior de cada uno y va abriendo cauces hacia los demás para satisfacerse.  La vacuna es la autoestima, en la medida en que un ser humano la desarrolle, tendrá menor urgencia de reconocimiento proveniente del exterior. La gran apuesta en esta época tecnológica es a la autoestima, a conseguir la forma en que cada quien encuentre dentro de sí mismo lo necesario para sentirse feliz, más allá de los elementos del exterior.

VIÑETAS por María del Carmen Maqueo Garza



EL VALOR DE LAS PEQUEÑAS COSAS

Las pequeñas cosas del camino, esas que pasamos por alto en nuestra vida cotidiana, adquieren un valor extraordinario en tiempos de crisis.

Un trago de agua puede significar  la diferencia entre la vida y la muerte para un caminante en medio del desierto.

Esa sonrisa que se regala nada más porque sí, llega a cambiar las intenciones de un suicida en potencia.

El perdón concedido a quien nos ha hecho un daño se convierte en bálsamo para el alma de ambos, el que da y el que  recibe.

Los pequeños gestos marcan la vida de un niño, sobre todo los que vienen  de sus padres. Él puede sentir aprobación o rechazo; entender que vale mucho o que no vale nada.

Si un padre supiera el impacto de sus pequeños gestos en los hijos, se miraría más seguido en el espejo de la autocrítica.

El mejor abono para el amor son esos pequeños detalles con  que los amantes se sorprenden uno a otro, y que refuerzan la raíz del sentimiento mutuo.

Son esas pequeñas cosas como las letras en las páginas de un libro, capaces de formar cualquier palabra, cualquier frase, y así  marcar el destino de quien posa sus ojos en ellas.

...Como las gotas de lluvia. Cada una aislada de las demás es poca cosa.  En cambio cuando las gotas se unen para formar caudales, son capaces de cambiar la geografía del mundo.



Feedback y motivación

Reflexión intitulada "Gracias, Irma".



Querida Irma: 
Gracias por bajarle la temperatura al Océano Atlántico, de seguro los corales están de fiesta.
Gracias por renovar los bosques, por limpiar los ríos, por unir al pueblo. 
Gracias por recordarnos que el planeta sigue vivo. Por recordarnos que se está calentando y que tenemos que seguir trabajando y educando para que los que aquí vivimos hagamos cambios definitivos al respecto. Gracias por recordarnos que solo somos humanos. Que no somos superiores al poder de la Naturaleza. Gracias por las familias que se quedarán en su casa y compartirán como hace tiempo no lo hacían. 
Por los juegos de briscas y de Uno. Gracias por el vecino que ayuda al vecino, por los pensamientos y las oraciones que nos dedican los amigos y familia en el extranjero. 
Gracias por los que se dan la mano. Gracias por lo que nos das y por lo que nos quitarás. 
Quizá lo que nos quites nos ayude a tener una vida más simple, sin apegos vanos y más enfocada en las cosas que son realmente importantes. 
Gracias, Irma.

Hasta donde logré rastrear se publicó por primera vez el día 8/9/2017, en el Instagram "Palabras de Luz" de Nancy Ruiz, @lunadeabrilrd , desde República Dominicana.

El otro México: Las nanacateras otomís


Video alojado en la página de Fb de Acaxochitlán, y copiado del canal de youtube de la periodista Carolina Rocha.

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez


Me sorprende el avance de la tecnología, hoy estrenas algún artefacto, mañana ya es obsoleto. Ahora cuando se daña un aparato electrodoméstico o electrónico, las posibilidades de ser reparado son mínimas, termina siendo casi tan costoso como comprar uno nuevo y por ende, desechado.

Un mundo de desechos de objetos que apenas habíamos utilizado por corto tiempo. Nos va siendo imposible utilizarlos, en mi carro ya no puedo escuchar discos compactos, métodos más simplificados y rápidos para escuchar música los han convertido en material inútil. Se exige cada vez más celeridad en disponer de las cosas, como si la vida exigiera ser vivida más rápidamente, ¿que acaso no es ya de por si demasiada corta?

Respuestas, comunicación, conocimiento, todo al alcance de oprimir un botón. Competencia por mayor velocidad de acceso a este mundo virtual que nos va haciendo menospreciar los objetos, quizás eso no sea tan malo, hablaremos de conseguir el desapego a lo material, o quizá no sea tan bueno, porque nos convierte en gente que despilfarra y no le da valor a las cosas, además de consumidores compulsivos que no disfrutan lo que poseen por el deseo de tener algo mejor ¿ más ventajas que desventajas? cuestión de enfoques.

Definitivamente los jóvenes dirán que si son mayores las ganancias, a mi edad quizá lo vivido me haga sentir que vamos perdiendo la facultad que daba la espera, la búsqueda de los satisfactores, el planeamiento que se requería para lograrlos y no tenerlos tan al alcance de la mano, con ello la tolerancia y la perseverancia.

Aprender a cuidar nuestras pertenencias para darles la mayor duración posible, optimizar recursos, para con ello disminuir consumos exorbitantes. Todo ello redundando en los beneficios que estas conductas provocan en las relaciones humanas.

Ejercitar tolerancia, paciencia, perseverancia, ser conscientes de que en este mundo no todo es desechable y merece la pena conservarlo, no convertir al planeta en un basurero donde no quepa ya más la naturaleza.

Renovar, reciclar, valorar la vida, recapacitar y encontrar el verdadero sentido de la palabra desarrollo. No dejar en aras del progreso un mundo deteriorado, contaminado e inhóspito, ni permitir de manera alguna un retroceso espiritual.

Hay mucho que meditar, espero esta modernidad nos dé la oportunidad y no desechemos la maravilla que encierra el vivir en el planeta Tierra y la responsabilidad que adquirimos al pertenecer a la única especie pensante en ella, Homo Sapiens.

Divertida deformación musical

¡Divertidísimo! De Pachelbel a la música popular rusa, pasando por el tango, así la deformación de la música clásica por el cuarteto  Paganini.