domingo, 19 de marzo de 2017

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

NIÑOS DE ARENA
Admiro a aquellos individuos que se apasionan con el alma por alguna actividad.  Me quito el sombrero ante ese acendrado entusiasmo  por una causa superior a ellos mismos que los inunda de endorfinas y los mueve a hacer infinidad de cosas que en otras circunstancias no emprenderían.  Constituyen un excelente ejemplo del término “compromiso” del cual hoy quiero hablar.
     En días pasados sostuve una  enriquecedora plática con amigos de distintas edades con quienes me une el gusto por la francofonía;  entre otras cosas hablamos de la palabra “compromiso” y de cómo es aplicada por personas de distintas generaciones.  Por razón de  época yo fui educada con mayor rigor, en mis tiempos la palabra empeñada era sagrada, y no nada más para las grandes cosas en la vida como el matrimonio, sino desde lo más sencillo: “Paso por ti a las 3” era eso, llegar unos minutos antes de la hora señalada y cumplir, nada del otro mundo sino una simple costumbre, como lavarse los dientes, que nos enseñaban desde muy pequeños.  En la actualidad las cosas suceden de una manera muy distinta y para ejemplificarlo tenemos personajes de la vida pública que anuncian con bombo y platillo que harán algo que finalmente no hacen, sin justificar más delante la causa del incumplimiento, o peor aún, negando que hayan dicho lo que dijeron.  Es una suerte de realismo mágico maravilloso, frente al que el mismo Gabo se habría sorprendido, pues ahí están las evidencias, digamos un discurso grabado y difundido en redes sociales, pero por encima de ello  el personaje público  se aferrará a decir que nunca dijo aquello que dijo y de lo cual obra sobrada constancia, como si con  negarlo pudiera borrarse la historia misma.
     Los nuestros son tiempos de inmediatez, de dispersión y de vacío.  Las cosas nos llegan de inmediato, llámense comida a domicilio, tesis doctorales por Internet u oportunidades de trabajo en Nueva Zelanda.  Lo que anteriormente habría llevado semanas o meses ahora aterriza en  nuestra pantalla electrónica en un abrir y cerrar de ojos; la información a la que accedemos por esta vía es amplia pero no necesariamente profunda, la revisamos “a ojo de pájaro” y dentro de un par de horas poco podremos recordar de ella.   Todo eso  va dejando en nosotros una sensación de vacío, respecto a la cual Gilles Lipovetsky habla de manera muy amplia en su obra, refiriéndose a la “seducción” que ejercen estos medios masivos de comunicación sobre la persona que accede a ellos, y que como seducción que es, pronto pasa.
     ¡Vaya! No es que el mundo esté contenido en la Internet, pero sí es la red una representación fidedigna de lo que sucede acá afuera.  Pongo un ejemplo por demás cotidiano, si varios amigos vamos a hacer un viaje y yo quedé de llevar el lonche para el camino, debo asumir que todos están confiando en que yo cumpla con mi tarea.  Sin embargo sucede que, o no aparezco, me buscan y les digo que siempre no voy a ir al viaje, o aparezco pero sin el lonche que quedé de llevar, y sin haber tenido la delicadeza de avisar  con tiempo para que todos se prepararan, o  tal vez llego con mi veliz, sin lonche y sin acaso mencionar que no lo llevo, calladita,  pretendiendo que ni me pregunten… Esta es la forma como la sociedad actual está siendo dibujada, y en gran medida dibujada por la propia Internet.  Estando los adultos muy ocupados en sus múltiples actividades, los menores quedan en cierto modo a la deriva asimilando patrones de donde pueden, y uno de estos “instructores” es la Internet con sus características: Inmediata, proclive a la dispersión, seductora y vacía.  Hasta ahora la red no es capaz de enseñar valores como sería el compromiso, esa virtud de cumplir con aquello que dije que haría, contra viento y marea, simplemente concediendo a la palabra empeñada el valor que se merece.
     Esta falla frente al compromiso se presenta también en el interior de la propia persona, es un decir: “Total, no cumplo y qué, al cabo no pasa nada”, es utilizar la turbiedad o el engaño  para zafarse de una responsabilidad que se asumió, y es a la larga quedarse con las manos vacías frente a la vida, sin una historia personal que contar. 
     ¿Es esto lo que queremos formar? ¿Niños de arena, carentes de solidez,  que se deshacen al primer viento o pierden su forma cuando la ola los golpea? Hay valores como el compromiso que no deben perderse por el propio bien personal,  pues un ser humano que no sabe comprometerse, poco o nada trascendental habrá de lograr en la vida.   Visualizar un quehacer como algo superior a mi persona que me obliga a cumplir con gusto, inyectándole pasión a lo que hago, es la forma de actuar de quienes hacen historia.  No lo perdamos de vista  a la hora de educar a nuestros hijos.

"Esa Mujer" por María del Carmen Maqueo Garza



La mujer que nace cuando  el alba despunta,
la que aprende muy niña a cantar con el río,
la mujer que de joven enamora a la música
y baila con la danza y sueña con la luna.
Es ella la que acoge en su interior la vida,
y su vientre  es poblado por galaxias atómicas
que esbozan el futuro para la raza humana.
Es la misma mujer que enjuaga con sus lágrimas
los dolores de parto con los que nace el mundo
en cada amanecer.
Su voz es la que entona los cantos más sublimes
y susurra oraciones en la cuna del  hijo.
Ella es maestra sabia que generosa instruye,
mientras sus manos diestras tejen realidades.
Es ella  la que nunca  morirá con la muerte,
al final se transforma en estrella,
en lluvia, o primavera,
en  cascada, o flor o mariposa,
de algún modo se queda entre nosotros 
movida por amor, para seguir amando.

¿Quién ha dicho que los imposibles son tales siempre?

Poesía de Derek Walcott

Este poeta nacido en la Isla de Santa Lucía, Antillas Menores en 1930,  acaba de morir esta semana. Fue Premio Nobel de Literatura en 1992. Aquí una muestra de su poesía:


Fotografía de un viejo tomada de Google

El tiempo vendrá
cuando con gran alegría
saludarás al tú mismo que llega
a tu puerta, a tu espejo,
y cada uno sonreirá a la bienvenida del otro
y dirá: Siéntate aquí, come.
Seguirás amando al extraño que fue tú mismo.
Ofrece vino. Ofrece pan. Devuelve tu amor
a ti mismo, al extraño que te amó
toda tu vida, a quien no has conocido
para conocer a otro corazón
que te conoce de memoria.
Recoge las cartas del escritorio,
las fotografías, las desesperadas líneas.
Despega tu imagen del espejo.
Siéntate. Celebra tu vida.

Les Luthiers: Serenata Intimidatoria

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez


Puedes tener varias opciones para elegir en casi todo, pero la vida se nos ofrece solo una vez y no se dan opciones. Se te asigna, y cada quien a su manera, con sus posibilidades, guiado por el sentido común, que finalmente ni tan común es, por las aptitudes, destrezas, por la ambición de aquello que pretenda cada quién hacer de su vida, de la adaptación a las circunstancias que la rodeen, se convertirá en la única obra que se le da a cada quien como protagonista.

Primera y única oportunidad, se prohíbe desperdiciar. No malgastar tiempo ni esfuerzo en reproches ni a sí mismo ni a los demás.

Usar la vida, no dejarla para después, ahora y cada minuto, sin desperdicio, disfrutándola, agradeciéndola.

Amar, respetar, agradecer, ser constructores, ser artesanos, ser artistas que plasman en cada día su mejor obra de arte.

Vida, ésta, la que me está sucediendo, mi única oportunidad de hacer de mí, la mejor versión aun en el más aciago capítulo que me toque vivir.

Esculturas naturales