domingo, 22 de enero de 2017

VIÑETAS por María del Carmen Maqueo Garza


DESDE EL SILENCIO

Grité, pero nadie me escuchó. Cada cual siguió en lo que estaba, hasta que mi garganta se secó en el silencio de los oídos sordos.

Clamé porque me tomaran en cuenta, pero todos estaban muy ocupados. Sus  prioridades iniciaban un paso afuera de la casa.

Quise llamar la atención hasta el cansancio, pedía una caricia  pero mi piel se marchitó como un desierto, huérfana de arrullo.

Entre el cansancio y la soledad decidí terminar con todo. No fue algo muy pensado, simplemente la última puerta que hallé antes del vacío.

Eso sí, no  supe que la muerte sería  para siempre. Lo vine a entender hasta después, cuando lo hecho no tenía marcha atrás.

Hoy lo lamento, pero ya es muy tarde para remediarlo.

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